Caminos Entrecruzados


Aunque escribir historias ,no es mi fuerte, a continuación dejo un intento de mi parte, de escribir una historia romantica:

CAMINOS ENTRECRUZADOS

Una vez ya hace muchos años , lo vi cruzando una calle… yo era tan joven en ese entonces, que aún iba a la escuela, no era la primera vez que lo veía, pero si era la primera vez que él llamaba mi atención, tendríamos ambos unos 16 años.

Un año más tarde, fui a tomar un café con unas amigas, y entonces lo vi de nuevo, en esa cafetería, atendiendo mesas, entonces su look ya había cambiad:::o, pero seguía teniendo ese algo que me llamaba la atención.

Cuando cumplí 20 años, hice una gran fiesta para celebrarme, yo misma fui por el pastel, y ahí lo volví a ver, el mismo atendió mi pedido de un pastel de chocolate,  fue la primera vez que cruzó palabra conmigo, la primera vez que miró con sus ojos profundos directamente a los míos, y la primera vez que escuché su voz realmente, yo en esa época ya tenía un novio formal, pero para mí fortuna el me esperó en el coche.
Después… pasaron varios años, lo volví a ver cuando tenía 25 años, fui a una entrevista de trabajo, y ahí estaba él…., no, no era el entrevistador, era un candidato más como yo, de nuevo su look había cambiado, ahora se veía realmente guapo, a pesar de que ahora usaba lentes, y eso disminuía la intensidad de su mirada, ¡estaba verdaderamente cautivador esa tarde!, ¡cómo olvidarlo!, No crucé una sola palabra con él, porque me quedaba demasiado lejos para platicar, y además no estaba ahí para eso, yo iba en busca de trabajo; por cierto ya estaba comprometida.

No obtuve el trabajo, lo obtuvo él; lo supe porque hice mis investigaciones para saber quien finalmente se había quedado con ese codiciado puesto.

Una de mis tardes, hace exactamente 4 años, cansada de mi búsqueda infructuosa de empleo de varios meses, fui a un parque cercano, y me senté a leer el periódico, entonces lo vi de nuevo, estaba sentado en la banca de enfrente, tan perfecto como siempre, leyendo el mismo periódico que yo…. Y en esta ocasión, el fue a saludarme, dijo que me reconocía obviamente de la entrevista, pero que tenía la idea de haberme visto en otra ocasión; le dije que así era, y le mencioné la pastelería y mi orden de pastel de chocolate, creo que sí recordó, no lo sé.

Esa tarde supe su nombre y él supo el mío, resultó que habíamos vivido siempre muy cerca, el vivió muchos años en la calle cruzando la avenida donde estaba mi casa, por eso uno de mis primeros recuerdos era haberlo visto cruzando esa avenida; pero eso no se lo mencioné, también habíamos estudiado carreras similares, pero diferíamos tanto en gustos musicales, y literarios, que me sentí algo decepcionada. Nos despedimos esa tarde, sin mencionar que nos llamaríamos o cosas de ese tipo, solo había sido una plática casual. Además seguía teniendo un prometido.

Lo vi un mes después, yo estaba en el mismo parque checando presupuestos para mi boda, cuando lo vi pasar de mano de una chica; me vio y me saludó, con sus hermosos ojos, y la chica que iba con él, se puso muy seria, pero yo le sonreí como para indicarle que no tuviera celos, y ambos me sonrieron de vuelta. Los observé alejarse. Hacían buena pareja.

Cuando faltaba un mes para mi boda, decidí que quería hacer un viaje sola, antes de dar ese gran paso, y afortunadamente mi novio me dejó hacerlo, sabía que no podría contra mi voluntad de hierro.

Manejé a un pueblo cercano, donde hay un pequeño lago, y hay cabañas que rentan, para quienes deseen pasar la noche; cuando llegué al pueblito, busqué rápidamente las dichosas cabañas, y me instalé en una de ellas, estuve gran parte de la tarde, sentada frente al lago, simplemente observando, llevaba un libro en la mano, pero realmente no tenía  ganas de leer.

Y entonces cuando la noche ya casi llegaba y me disponía a regresar a mi cabaña, lo vi venir en sentido opuesto, iba solo como yo… pero ya estaba bastante oscuro y no me reconoció, al menos eso creí. Al día siguiente, sin embargo, me lo volví a encontrar, y no pudimos evitar reírnos de la casualidad que siempre nos llevaba a los mismos lugares, lo cual dio pie a una interesante plática acerca del destino, y finalmente acabamos hablando de nuestras vidas. Pasamos juntos todo ese día, y en la noche cada quien regresó a su cabaña.
Estuvimos ese fin de semana de abril juntos, simplemente platicando, me empecé a preocupar entonces, de que me pareciera demasiado atractivo, era un impedimento para mantener la sana amistad que pretendíamos mantener. No sé qué pensaba él de mí; nunca hizo comentarios sobre mi aspecto, sólo dijo que le gustaba mi sonrisa. Nos despedimos nuevamente, sin darnos datos de dirección o teléfono, al fin, ya sabíamos que siempre andábamos por los mismos lugares sin quererlo. No lo invité tampoco a mi boda.

Una tarde mientras observaba por la ventana de mi departamento, lo vi caminando por la calle, esa tarde llovía a cántaros, y yo aprovechaba para dejar en orden mis cosas, acomodaba mi ropa, y objetos  en cajas, porque pronto me mudaría,  dentro de una semana me casaba.  Estaba también esperando a alguien que vendría a ver el departamento, para rentarlo, ahora que yo, ya me iba. Por esa razón observaba constantemente por la ventana para ver si veía a alguien que tuviera cara de estar buscando una dirección, pero realmente dudaba que alguien llegara en ese momento, con la lluvia tan fuerte que había. Así fue como lo volví a ver, me asomé por la ventana, y lo vi, con su sombrilla y un papel en la mano… ¿sería posible?, ¿sería posible que él fuera precisamente la persona que venía a ver el departamento?, pero… no había reconocido su voz al contestar el teléfono. Todavía no me recuperaba de mi estupefacción, cuando alguien tocó el timbre de mi departamento, dudé un momento, pero tenía que abrirle…. Venía después de todo a ver el departamento, bajé las escaleras, abrí la puerta y ahí estaba de nuevo él, con su mirada perfecta.

Su mirada mostró asombro, no esperaba encontrarme a mí precisamente detrás de la puerta, pero aquí estábamos de nuevo, ¡inocentes marionetas del destino!…pero sólo un segundo duró su sorpresa, y afectuosamente me saludó,  lo hice pasar, subimos las escaleras, no dijo una palabra en ese trayecto, le abrí la puerta del departamento, entramos, cerré la puerta ; supe entonces como había llegado él a ese lugar, y porque no lo reconocí al teléfono, en realidad el que quería ver el departamento , era un amigo suyo , quien precisamente me había marcado , pero al ver que llovía tanto , decidió pedirle a él que fuera a verlo y se diera una idea de más o menos como era el lugar ; ya que él , y entonces lo supe ,vivía también  por esa zona. Le mostré el departamento, le dije que me casaba en una semana, y que por eso necesitaba rentarlo a alguien más. Le invité un café, platicamos hasta que terminó de llover una hora después, y de nuevo nos despedimos. Esa noche soñé con él; y amanecí preocupada a la mañana siguiente.

Dos días antes de mi boda, él llegó, dijo que venía a ver por segunda ocasión el departamento, pero no venía su amigo, dudé un momento si lo dejaba pasar, su mirada me convenció. Cerré la puerta del departamento, y entonces me besó…por primera vez.

Me casé.  Pero no dos días después como estaba planeado, sino dos años después.

No me casé con quien había planeado. Me casé con él, con ese muchacho de mirada intensa, que vi una vez cruzando la calle, y que luego me topé tantas veces… era el destino, digo yo, realmente no lo sé. Y no lo sé, porque no estoy tan segura de que todas hayan sido casualidades, él me ha confesado que también me había visto a lo lejos algunas veces, así que ya no sé, quien persiguió a quién; quién miraba a quién.
Pero yo nunca lo perseguí, todas las veces que lo vi, fue obra de la casualidad, y él jura exactamente lo mismo, así que ya no sé a quién culpar.


Lo cierto es que nuestros caminos siempre estuvieron tan entrecruzados, que se acabaron por juntar.

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