El 2018, ya está a punto de terminar.
Reviso las publicaciones en este blog, y
fueron muy pocas, solamente 2 aisladas publicaciones, y me pregunto en qué invertí
este año.
Bueno la verdad es que a pesar de que en
términos de atención a este mi blog de literatura, quizás fue un año muy flojo y
ausente, yo aún sigo aquí, con renovadas ganas de escribir, de leer, de
reseñar, de encontrar escritores y libros, o dejar que ellos me encuentren a mí.
Fue un año de preparación, quizás también
de algo de introspección, porque así lo quise; estuve buscando dentro y fuera
de mí, lo que requería para seguir en el camino; siento como si todo el año, lo
hubiera dedicado a cargar las baterías de mi alma, y creo que, si lo hice, y que,
en el camino, me volví a encontrar conmigo.
Al principio de año, quise dejar de leer
novelas y leer algo que de alguna manera me fuera provechoso en la vida diaria,
así leí a Elizabeth Gilbert, a Eckhart Tolle y releí a Louise L.Hay; y hacia
finales de este año, nuevamente me reencontré con las novelas y cuentos,
leyendo a Murakami y a García Márquez.
Este año además por azares de la vida en
mi trabajo hubo un concurso de Cuento Corto, y aunque nunca he considerado que
escribir cuentos sea mi fuerte, creo que los años de lectura redituaron y la inspiración
también me visitó y escribí un cuentito de 3 cuartillas, que me hizo ganar el
primer lugar y logró que varias personas me leyeran.
Así, en resumen, al final me volví a
reencontrar con mi escritora escondida y con la lectora empedernida, y en relación
a mi año de cargar baterías, creo que ha resultado bien, después de todo, no
hay recetas mágicas para vivir, pero cuando me permito ser yo misma, me doy
cuenta que las cosas resultan mejor de lo que espero, quizás esa fue mi lección
de vida aprendida este año.
Espero también descubran cual fue su lección
aprendida y feliz año nuevo 2019!
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